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Mostrando entradas de febrero, 2011

Mi lugar en el mundo

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Camino por la peatonal y siento que es mi lugar en el mundo. Esquivo vendedores ambulantes y los manifestantes de turno; me quejo por el transporte público y el mal olor del agua. Así y todo, estoy donde quiero estar. En mi Córdoba de las campanas, rebelde y clerical. Recorro el casco histórico y se me pone la piel de gallina. El muro de la Compañía de Jesús me hace viajar en el tiempo.La Manzana Jesuítica esconde la historia de la ciudad y si cierro los ojos, puedo imaginar la Docta de otros tiempos. Caminar la ciudad me emociona. Sé que no podría vivir sin Córdoba. Así de simple. Sin La Cañada, que divide la ciudad en dos. Sin el tunga tunga con personajes entrañables como La Mona Jímenez. Sin Colón y General Paz. Sin el humor a flor de piel. Córdoba sigue teniendo el corazón de pueblo chico aunque sea cada vez más una enorme telaraña que no para de crecer. Córdoba es un hogar donde sentirse a gusto. Córdoba es sin lugar a dudas mi lugar en el mundo.

De cine y fizz

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Te quedaban un par horas libres antes de juntarte con tus compañeros de trabajo. Andabas cargada de papeles: el diario, los apuntes, un libro que te habían devuelto... Pero era jueves, tu día de cine. Ni lo dudaste. Enfilaste para la 27 de abril y compraste dos tiras de fizz en el camino. Dos, sin darte cuenta. Llegaste a tiempo para la segunda función y ni te fijaste en la cartelera. Entraste nomas. Las luces estaban apagándose y la pantalla te devolvió, en un segundo, imágenes de otros tantos jueves, cuando el ritual era de a dos. A tientas, llegaste a tu butaca. Respiraste hondo y te metiste un fizz en la boca. Cuando comenzabas a sentir la efervescencia del caramelo, los ojos se te llenaron de lágrimas y se te escapó un suspiro. Al mismo tiempo, d esde la pantalla, la pequeña Miss Sunshine te guiñaba un ojo.